Después de más de un mes de vacaciones ha llegado la hora de desengrasar y volver a ponerse en marcha, tantas horas tumbada en el sillón no son buenas y al final pasan factura.
Román lleva tiempo queriendo realizar una salida a la sierra, el domingo pasó por el trastero, se trajo los esquís, las raquetas de nieve y los gore-tex, estaba decidido en hacer lo que el llama una actividad en la montaña.
Para poder subir a la sierra y encontrar plaza de aparcamiento es necesario madrugar un poco, si se te pegan un poco las sábanas es mejor que no intentes ni subir, no encontraras plaza.
El martes a las siete y media en pié, a las nueve de la mañana ya estábamos preparando la mochila en el aparcamiento de Cotos, objetivo La Laguna de Peñalara, hace mucho frío y no tengo ninguna gana de salir del coche, pero de perdidos al río.
La subida a la laguna no tiene ninguna dificultad, es un camino sencillo, esta mañana se nos complica al encontrar algo de hielo, Román dejo los crampones en el coche y tenemos que pasar algunas zonas con bastante cuidado.
Después de una hora y poco de camino llegamos a la laguna, el frío es intenso y la niebla nos impide ver más allá de unos metros, reponemos fuerzas y para abajo que parece que el tiempo está empeorando.
Esto ha sido un entrenamiento, Román dice que vamos a tener un invierno rutero, a ver si es verdad.
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